El hueco adormecido
El pueblo de Sleepy Hollow (traducción al español: el hueco adormecido), es un lugar popular para ir en estas fechas pre-Halloween. Pero, ¿cuál es el origen de esta fama terrorífica y misteriosa? Una simple y conocida leyenda que se generó después de la Guerra de la Revolución por la Indpendencia en este pequeño pueblo que habitaban colonos y descendientes de colonos holandeses. Esta leyenda fue documentada por Washington Irving hace 200 años y la popularizó a través de su cuento «La leyenda de Sleepy Hollow». Para que una leyenda se mantenga viva en el tiempo, tiene que ser repetida y recordada. Washington Irving inicio la difusión, sin embargo, le siguieron muchos más. Tim Burton, con su característico estilo steampunk en el año 1999, estrenaba la película «Sleepy Hollow«. Lo mejor de la película, el estilo y Christopher Walker.
Hace 200 años…
Washington Irving llegó a Tarrytown, huyendo de la epidemia de fiebre amarilla que hubo en Manhattan en 1798. Era joven y su familia, al igual que otras familia neoyorquinas con buena posición económica, enviaron a sus integrantes en un barco que surcaba el Río Hudson en dirección norte, en busca de buenos aires con espacios aislados y verdes. Las personas que se quedaron en Manhattan, sintieron rencor y envidia hacía a aquellas personas que pudieron escapar de la epidemia. Mientras que en Nueva York, la aglomeración y hacinamiento, asfixiaban a las personas de las clases con menos recursos. Esta misma situación se convirtió en un patrón recurrente en Nueva York. Cada vez que llegaba una epidemia a la ciudad, las personas ricas se iban y las pobres se quedaban resistiendo en las peores condiciones. Así pasó, también, con la pandemia que vivimos hoy en día por el COVID-19.
El joven Washington Irving, llegó a Tarrytown y conoció el pueblo cercano, Sleepy Hollow. Allí, se encontraba en un territorio rodeado de misterios creados por los antiguos colonos holandeses. En la época que llegó Washington Irving, aún estaban vivas las huellas que había dejado la Guerra por la Revolución de la Independencia y otras matanzas anteriores, como la de la población nativa de la zona. Esta violencia extrema y continúa, generó en la población,una multitud de creencias, basadas en el miedo de las revanchas del pasado. Las leyendas comienzan a crecer, contadas de generación a generación y el mito se perpetúa con el tiempo. Así pasó, con la leyenda del Jinete sin cabeza de Sleepy Hollow. Esa historia llegó a los oídos del jóven Irving, y éste la plasmó para la posterioridad. El escritor, como no podía ser de otra manera, agrando y decoró la versión oral, añadiendo detalles de su propia imaginación.
En Halloween, «El Jinete sin cabeza de Sleepy Hollow», es una de las leyendas de fantasmas más contadas y recordadas en Nueva York. El pueblo, sacó partido de esta popularidad, convirtiéndose en un parque temático de esta leyenda. A una hora en tren desde el centro de Manhattan, se puede llegar a Sleepy Hollow y descubrir los rincones para vivir, en persona, la leyenda.
El pueblo tiene dos atractivos principales. Uno de ellos es su cementerio, en el se encuentra la tumba de Washington Irving y toda su familia. Sin embargo, no es el único neoyorquino célebre de este cementerio. Se encuentran también: Andrew Carnegie, Walter Chrysler, Samuel Gompers, Elizabeth Arden, Leona Helmsley, Brooke Astor y William Rockefeller. El cementerio, presenta panteones con una tenebrosa arquitectura a la que se llega por diminutos caminos, laberínticos que surcan verdes colinas. El otro lugar con gran atractivo en Sleepy Hollow, es el parque histórico Philipsburg Manor, de Historic Hudson Valley. Una serie de casas antiguas, alrededor de un molino de la época de la colonia holandesa, se conservan en perfecto estado para su muestra al público.
Un final con el recuerdo de Washington Irving
«De todos los paisajes del Hudson, las Montañas de Catskill tuvieron el mayor efecto hechizador en mi imaginación infantil».
Washington Irving
Cierto es que recorrer los parajes próximos al Río Hudson, pasado Bronx, son dignos de admiración. Los bosques magníficos, aún mantienen cierta diversidad de flora y fauna. Las infraestructuras prácticamente no son visibles entre la vasta naturaleza. Los pequeños pueblos mantienen su estructura en el tiempo. Y un halo de misterio las rodea, envolviéndolas en tinieblas que bajan por las montañas. En las cimas de esas montañas, entre medio de los valles de Catskill, se puede ver, a lo lejos en tonos grisáceos, la silueta de los edificios monstruosos de Manhattan. Una ciudad que da más temor que los territorios naturales, tranquilos y adormecidos de Sleepy Hollow y alrededores.
Créditos
- Fotos de Adrià Brossa.