Las no respuestas a las comunicaciones digitales de personas que residen en una ciudad como Nueva York
Me tomé el metro, estaba desanimada porque una persona no había respondido a mis mensajes, lo que ahora llaman hacer ghosting. Y, además, me dejó plantada. El metro venía lleno. La mayoría, mirando sus móviles. ¿Cómo en una época en la que no nos despegamos del móvil, no seamos capaces de responder los mensajes? Me puse a mirar el techo sintiéndome, siendo sincera, un poco desgraciada. En esta ciudad es difícil hacer sociales, muy difícil. Soy un bicho extrovertido y dinámico, pero esta ciudad me ha dejado muy claro que el individualismo promovido por el capitalismo no permite las amistades. Soy consciente de que estoy sugiriendo un generalismo, aunque lo sea, en otras ciudades es más fácil hacer sociales que en Nueva York. Fue en ese momento que encontré un cartel que decía «In a city where ghosting is super natural you deserve therapy» (Humantold). La publicidad iba directo al talón de Aquiles de la sociedad neoyorquina. No es la única vez que me hacen ghosting en Nueva York, ni es a la única que se lo han hecho. ¿Les ha pasado alguna vez? ¿Cómo se han sentido? Se siente mal, te dejan hecha una piltrafa. Puede ser un acto de cobardía o simple dejadez, lo que esta claro, es una no respuesta. Hay muchas posibilidades de respuesta, pero el silencio es la más top de las «no respuestas» ¿Cuáles son las causas de esa falta de contestación a una pregunta o el abandono de una actividad colectiva? Después de algunas observaciones, documentación y varias experiencias personales sobre el campo, he llegado a tres posibles causas: las respuestas convencionales han pasado de moda, la aceleración de la vida en esta ciudad y, por último, el cambio en las relaciones urbanas. Desarrollemos las causas.
Las respuestas convencionales podrían haber pasado de moda
Las comunicaciones interpersonales son las que aprendemos en nuestro recorrido de vida. En la infancia, copiamos patrones de comunicación de nuestros entornos cotidianos: familia, escuela, barrio. Con el tiempo, incorporamos códigos culturales o patrones sociales de otros entornos o lugares de residencia. Estos entornos, también, establezcan comunicaciones a través de las tecnologías. Las tecnologías nos permiten tener comunicaciones con personas que no tenemos presente en el espacio físico. En los entornos virtuales puede haber una mayor evasión de las comunicaciones. Al cruzarse dos personas que se conocen por la calle, se sentirán acorraladas y se saludarán, aunque no tengan interés en hacerlo.
En los barrios digitales que son las plataformas en Internet (Facebook, Instagram, X, Tiktok), los contenidos publicados son felicitados o dados por visto, una forma de decir: te estoy leyendo o veo tu contenido, con el clásico dedo para arriba o los likes. Esas funcionalidades nos facilitaron la respuesta, de tal modo que parece que olvidamos cómo hacerlo. A su vez, hay algunas plataformas como X (twitter) que han quitado esa señal de comunicación. En las casas digitales que son las plataformas de mensajería (Whatsapp, Telegram, Line) había una forma de decir te estoy leyendo con el doble click. Cuando en esas conversaciones te habían visto el mensaje y no respondías, en el Río de la Plata empezaron a decir «Me clavaron el visto», en inglés ghosting. Preguntar o volver a escribirle a esa persona, muchas veces, hace que: no responda, te archive, te silencie o te bloqueé. ¿Qué responder ante una no respuesta digital? Ungirte en paciencia y rehacer tu vida sin esa persona, En una relación interpersonal también pasa, pero hay más reparos. Mientras que en las comunicaciones digitales se deja claro ipso facto. Con menos relaciones presenciales y muchas más en un plano digital, lo que aprendimos a nivel comunicativo tiene que reformularse o adaptarse a este tipo de comunicación humana a través de la tecnología. Hasta que lancen una IA encargada de responder cortésmente, excusando la descortesía de alguien que no va a responder.
La gente no puede tomarse tiempo para responder
El ritmo acelerado de vida de las ciudades estaría delimitando las comunicaciones entre las personas. El tiempo dedicado a comunicarse con alguien es «mientras hago otra cosa». Si no pónganse a pensar.: ¿cuándo escuchan los mensajes de audio? ¿cuándo escriben los mensajes sí a esto, no a lo otro? ¿cuándo hago comentarios en las redes sociales? Se comunica con el móvil cuando se hace una tarea rutinaria como caminar o viajar en el metro. Eso da como consecuencia, mensajes vagos y poco pensados. A veces, no se esta respondiendo de forma razonado a lo que se ha preguntado. Hasta que tarde o temprano, esas comunicaciones vagas si no tienen una relación estrecha que las sustenta, se deshacen, llega inevitablemente el ghosting o la no respuesta. El acelere de la ciudad, tendría una correlación con la falta de esparcimiento y el recorte de comunicación. Si no se establecen comunicaciones para hablar de cosas que están conectadas con la practicidad e instantaneidad de la vida, ha dejado de tener interés. Las amistades o relaciones interpersonales, se construyen para hablar de esas reflexiones que nos generan recursos para gestionar la soledad. La austeridad de comunicaciones por falta de tiempo, nos trae un problema mayor y más difícil de solucionar.
El tipo de relaciones que se establecen en una gran ciudad
Todo el mundo trabaja, trabaja sin parar en una ciudad como Nueva York. Las relaciones que se establecen están vinculadas al trabajo o, en su defecto, trabajo voluntario o comunitario. Todo trabajo. La vecindad no se conoce y no se crean vínculos comunitarios, salvo en casos de emergencia como pasó en la pandemia. Por tanto, esta podría ser la última de las razones por las cuales el hecho de no responder mensajes, no es una necesidad ni algo de buena educación. Es la norma. Incluso si vas por la calle, una persona pregunta a otra una dirección y si le empiezan a explicar y a la persona que preguntó, no le convence la respuesta, se va. Sin tener una muestra de agradecimiento con la persona que se tomó el tiempo para indicarle la calle. No hay arrepentimiento, pero tampoco autocrítica ante este comportamiento.
Reflexión final
A través de estas causas que pueden ser las que generen estas no respuestas, nos encontramos ante un panorama cambiante en cuanto a nuestra forma de transmitir a otro ser humano, a un grupo o al entorno. Si ya de por sí nos cuesta aprender a comunicarnos, ahora debemos aprender a hacerlo por medio de un aparato. Esto es un triple salto mortal para el entendimiento de la humanidad. Si no empieza a haber propuestas y códigos de comunicación que toda la población maneje, estaremos metidos en ollas a presión constantes. Sin contar, la diferencia de tecnologías que utilizamos unas personas y las otras, de distintos estratos sociales.
A modo de recomendación final, en la película The Banshees of Inisherin (McDonagh, 2022), se retrata un problema de comunicación de dos viejos amigos. Uno de ellos, por cansancio o alguna otra cosa, ya no quiere ser más amigo de su amigo. Rompe la relación y el otro no lo entiende. En este caso, la relación es interpersonal y están en un pueblo, donde sí o sí se tienen que verse. No hay tecnología por medio. El ghosting tiene que hacerse sin máscaras, sin ocultarse a través de una aplicación. No responder al saludo. No responder a una comunicación.